El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel. Alfred Hitchcock

El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel.

Alfred Hitchcock

lunes, 8 de abril de 2013

Y van tres, descansen en paz Mariví Bilbao, Bigas Luna, Sara Montiel.




Suelen decir que cuando un personaje famoso fallece dos le siguen y esta vez no ha sido una excepción y nos hemos encontrado con una semana nefasta para el cine y la televisión españolas.

La semana pasada nos dejaba Marivi Bilbao, entrañable actriz de cine, teatro y televisión, más conocida últimamente por ser una de las vecinas de las series Aquí no hay quién viva y La que se avecina, pero a sus espaldas tenía 26 largometrajes, el último Maktub en el 2011.

El sábado nos enterábamos de que el director Bigas Luna había fallecido por un cáncer, y el mundo del cine se llenó de negrura, se había muerto el director de Jamón Jamón, La camarera del Titánic, Volaverunt y La Juani, entre muchas otras películas, el descubridor de talentos jovenes, y al director que le importaba un pimiento lo que dijeran de sus películas, el las hacía cómo le daba la gana que para eso eran suyas.
Ayer algunos de los actores con los que trabajó escribieron cartas en el periódico El País, a mi me gustaría destacar la de Leonor Watling, sin duda la más personal y poética despedida que se puede dar a una persona a la que aprecias.
"Selecciono página en blanco para hablar de Bigas, y se llena de dibujos de tinta china, de palos y hojas encontrados en la playa y repletos de sentido cosidos a esta hoja. Selecciono página en blanco para hablar de lo que yo sé de Bigas Luna, que es muy poco, y aparece su decálogo para la vida, su manera de cocinar y enredar a cada persona que rozaba su vida en su red de creatividad y compromiso extremo con el presente. Su cine lo verán ustedes, y hablarán de él gentes que se dedican a ello, yo quiero que quede un rastro suyo en cada gesto de quienes le conocimos y, si es posible, en quienes no llegaron a tener la suerte de compartir mesa con él. El asombro constante, la "infatuación" con cada detalle cotidiano, el descubrimiento de cualquier música o filosofía, la pasión por las teorías que explicaban su universo. Reconozco que podía convencerme de cualquier versión de la realidad que quisiera, porque la contaba con tanta fe y tanta pasión que era imposible no creerle. La primera vez que vi a Bigas Luna fue en su reino de Tarragona, la última vez fue allí también, en su casa, su universo. Las dos veces salí cargada de verduras, dibujos, títulos de libros que había que leer y ganas infinitas de ser consciente de cada cosa que tenía y hacía en mi vida. De poseer (como él poseía) cada minuto de su existencia y cada objeto que le rodeaba. De ser capaz de reencarnar a sus padres en dos palmeras que le daban sombra cada día, de sorprenderse con el rumor de las ramas de los naranjos o el escote de una camarera, de disfrutar de el diente de ajo o una infusión de anís. Porque con Bigas nada era genérico, no era Un diente de ajo más, era El diente de ajo: milagro de la parte por el todo, del sabor de civilizaciones enteras resumidas en su paladar. Pintar, tocar, escuchar, grabar, mirar, tallar, plantar, criar, interpretar, entender, cultivar con una profunda intención de cambiar el mundo que le rodeaba, de hacerlo mejor, y más divertido. Generoso, apasionado y curioso. Me pesa no haber aprovechado más su presencia, me alivia haberle conocido, aligeraba la vida y la embellecía. Decálogo: Equilibrio Medida Ritmo Deseo de Dios Ejercicio Comida sana Desear lo que se tiene Del propio paisaje al invierno estelar Vivir con lo mínimo necesario Descansar" Leonor Watling.

Y hoy a medio día se anunciaba que Sara Montiel "Saritísima", había fallecido en su casa de Madrid a los 85 años. Sara, la de El último cuplé, la que cantaba fumando espero al hombre que yo quiero, y enamoró a Hollywood con su belleza a finales de los 50. Sara, la manchega universal, se fue para siempre la noche del domingo.
 

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